Todo juego tiene reglas, aunque no lo parezca.
Tengo un amigo, rolero de los tácticos y un dungeon máster cojonudo, que ha dejado el rol por culpa de los jugadores, dice él. El problema es que él con lo que más disfruta es con la parte reglística y estratégica y nunca se ha encontrado en la situación de que a todos los jugadores de la mesa les guste eso mismo.
- Siempre hay alguno que intenta salirse del reglamento y termina por destrozarme la partida. - me decía hace apenas un par de días.
- Hombre, - respondía yo - está claro que nunca llueve a gusto de todos. De todas formas deberías ser un poco más flexible. Yo permito muchas licencias en mis partidas y nunca ha pasado nada.
- Ya, pero si decides jugar a D&D, por ejemplo, entonces luego no te quejes si el reglamento en D&D no te permite hacer ciertas cosas. Una vez tuve una discusión con [inserte nombre aquí] porque quería hacer un conjuro que había hecho él en una de tus partidas y joder, no acababa de comprender que eso en D&D no se puede hacer.
- ¿Conjuro?¿Qué conjuro?
- No sé, uno de transformar un portón de madera en una cortina de cuentas o algo así.
- Aaaaah, sí, en mi partida de Mundodisco... sí, tenían que salir de un palacio en Klatch y los guardias...
- A lo que voy es que joder, si juegas a un juego, tienes que aceptar las reglas que tiene ese juego.
- Ya, a lo mejor es que [inserte nombre aquí], por ejemplo, no es que quisiera jugar a D&D. A lo mejor lo que quería era jugar a un juego de rol de fantasía medieval y punto.
- Pues que lo diga, pero si decides jugar a D&D luego no te quejes de sus reglas.
El problema de mi amigo es que en sus mesas hay una falta de consenso. Él quiere dirigir D&D, y alguno de sus jugadores simplemente quieren jugar a rol. No se si me explico. El caso es que razón no le falta: todo juego tiene sus premisas, sean éstas reglas escritas o no, y a ellas nos tenemos que atener. Y eso nos lleva a que debemos consensuar de antemano a qué queremos jugar con el resto de la mesa. Si una mesa termina por romperse, lo más seguro es que sea porque en realidad estábamos jugando a cosas distintas. No venía nada mal, como bien decía Cifuentes en el foro, dedicar una tarde a una "sesión cero" en la que dejar ciertas cosas claras. Tanto las explícitas como las implícitas.
Bueno, lo que creo que pasa es que hay una falta de adaptación de unos a otros: es el pan nuestro de cada día.
ResponderEliminarDe todos modos, yo soy de los que piensa que una de las grandezas de los juegos de rol es precisamente la alta tolerancia de estos para admitir modificaciones. Lamentablemente juegos como el D&D son mucho más rígidos y es lógico que un director de juego que esté habituado a llevarlo todo a rajatabla se vea perdido si los jugadores improvisan.
Aquí tenemos dos problemas habituales en los grupos roleros: una persona estricta con las reglas y otra persona mas pasota con las mismas.
ResponderEliminarY me temo que estos dos extremos raramente llegan a congeniar bien en la mesa de juego.
Difícil solución tiene...